jueves, 26 de febrero de 2009

Los Reyes Magos y el infarto

Mi tía me declaró la heredera universal de las propiedades de mi prima, cuando esta se fue. Mi prima fue la primera en dejar la isla y la familia. Fue para enero y lo recuerdo con un sabor agridulce, como el tan conocido efecto del caramelo amargo. Porque con su adiós me llegaron varios tesoros que fueron para mi un verdadero botín.

Yo era pequeña para poder comprender el alcance de su partida, entre los tesorillos me llegaron varios juguetes: muñecas, accesorios para estas y una casita amoblada con todo tipo de miniaturas donde vivían niños con caras felices, las puertas y ventanas abiertas y hasta perritos en una piscina, y celebré sin lugar a dudas una de mis mejores noches infantiles, la noche de los Reyes Magos.

Como soy la benjamina familiar, mis hermanas y mi madre cerraron filas e hicieron todo por mantener el espíritu real en mi cabecita. Así que todos a mi alrededor, hermanos, tías y tíos se empeñaron en que al menos yo conservara la ilusión de la llegada de semejantes personajes, de conservar a toda costa esas fantasías que hablaban de tradiciones y que para los tiempos que corrían a inicios de los años sesenta se consideraban algo así como pecado capital. Hoy día recuerdo mi emoción al esperar tan apreciada visita, para mi los Reyes Magos llegaban y llegaban, nada de dudas, nada de escuchar lo que muchos niños comentaban en las calles y pasillos de la escuela entre risas y burlas hacia aquellos que como yo hacían notas, cartas y todo tipo de peticiones, a niños que la magia del seis de enero les hacía felices e ingenuos, en aquella década las visitas comenzaron a ser mal recibidas y aún más ésta con rango de acontecimiento real.

La imaginación, los sueños, las ilusiones y fantasías fueron tildados de debilidades burguesas, y estas llamadas debilidades fueron a parar al pelotón de fusilamiento, literalmente las fusilaron, las extirparon de raíz, nada de personajes místicos, las barbas quedaron prohibidas semejante lujo sólo era y es para el elegido, perdón digo para el reelegido. Todo el crédito de bienestar venía de manos de los “ de arriba”, que permitían a los padres comprar los juguetes una vez al año, así que ese rumor iba de boca en boca, bocas pequeñas, con dientes pequeños, sonrisas pequeñas, que aún no sabíamos la que nos esperaba, pero que en familias como la mía y en otras se negaban a no recibir en sus casas la visita real que aunque carentes de la tradicional chimenea para que las bolsas llegaran a sus salas, sí tenían las agallas para mantener otro diálogo con sus hijos, para tener un rayo de luz que guiaba en la noche más mágica del calendario a los declarados personas no gratas, y desde esa edad sin saberlo comencé a tener un doble discurso, una doble actitud, una fachada en otras palabras. Sabía que creía en todo cuando el telón caía.

Y como en una buena obra teatral decidí creer en lo increíble, asumí no escuchar las risas y burlas, seguir escribiendo mis cartas, decidí no querer tener carbón como regalo y ser una niña obediente y buena todo el año para que cuando llegara enero, ese mes tan esperado, mis regalos estuvieran más que seguros. La mañana del día seis era luminosa y especialmente alegre, se salía a buscar a los amigos y mostrar tus tesoros, compartirlos y no escuchar para nada los gritos de las madres y las abuelas llamando al almuerzo. Las calles y esquinas habaneras han sido refugio infantil desde siempre.

Hubiera frío o no, se iba a la calle a jugar unos creyendo en la divinidad real (como yo) y otros en la bondad paternal, en todo caso para mi los Tres Grandes eran de carne y hueso y llegaban como los bebés , sin lugar a dudas, a plazo fijo, los reyes en enero y la cigüeña cuando a las mamas les crecía la panza, los primeros venían de muchas ciudades lejanas, cansados, agotados, sedientos, hambrientos, así que yo les preparaba su lunch a modo de demostrar mi generosidad , hospitalidad y sobre todo para volver a ser visitada, y la segunda visita pues desde Paris!!, de dónde más.

Mis primeros estudios de historia me hablaban del descubrimiento de América, de Colón y demás conquistadores, esos libros con sus ilustraciones de barcos que llegaban de donde mismo habían llegado mis abuelos, de la Madre Patria, de modo tal que para mí los tres no llegaban en trineos ni cosa por el estilo, vaya ni pensarlo, yo los vivenciaba llegando tal cual llegaron los conquistadores, como valientes navegantes cada uno capitaneando naves de velas blancas, en las tres embarcaciones que nos descubrieron, en esas donde llegó Colón y los suyos, me refiero a la Niña, la Pinta y la Santa María.

De España eran los turrones y la sidra, también de España eran mis tres grandes amores infantiles Melchor, Gaspar y Baltasar y con esta visita tan deseada; deseada como el chocolate caliente en noches frías, llegaban cosas lindas, buenas, pedidas, deseadas y hasta heredadas como en mi caso. A propósito ha sido mi única herencia material hasta el día de hoy.

Y gracias a esa capacidad de negociación que surge así desde las primeras etapas del desarrollo humano, que surge así tan simplemente como el canje de una buena conducta a cambio de un juguete, se estableció el patrón que yo conocía muy bien, mi familia se encargaba de recordarme el compromiso, se encargaban de recordarme en caso de olvidos u equivocaciones así como quien no quiere las cosas, y me leían la cartilla día a día, si comes todo, si te portas bien y eres buena serás visitada y bien regalada. Los Reyes solo te visitaban si te portabas bien, así que creo fui una de esas niñas bien vestidas y educada para ser visitada. Solo a los que se portaban mal les traían carbón, afortunadamente nunca he cocinado con semejante combustible.

Mis hermanas alimentaban mi fantasía de mil maneras, algo bueno tiene que tener ser la más pequeña, obviamente mi cartita estaba hecha y rehecha mucho antes de enero aunque siempre corrieron tiempos de escasez, de vacas flacas y los chamas de mi época ya comenzamos a ver como se evaporaban desde los Reyes hasta el pan nuestro de cada día.

Dejé de tomar leche a los siete años (por decisión estatal) y creo en los Reyes por decisión personal hasta el sol de hoy.
Pero a pesar del huracán de quinta categoría que nos llegó desde los finales de los cincuenta y que aún luchamos contra sus embates, afortunadamente mi inconsciente infantil sobrevivió y para cuando nació mi hija logré recuperar el espíritu mágico y seguir haciendo frente a los vientos de 200 km. por hora y trasmitir el cuento de los cuentos, el cuento real.
Con mi marido, mi hija y mi credibilidad monárquica a bordo emprendimos nuestro viaje alejándonos del centro del huracán que es el punto más peligroso y poniendo mar entre su fuerza y nuestras costas. Y durante todos estos años volvimos a recibir con ilusión la víspera de los tres, los tres grandes. Como los tres tenores que hacen cantar los corazones infantiles a pesar de que el gran caimán caiga presa de los fenómenos naturales.

Durante muchos años hemos recibido lindos regalillos con la misma alegría de siempre, confiábamos en el principio de siempre, buena conducta, buenos regalos, Y para sorpresa nuestra, enero de 2008 se nos presentó de forma muy diferente, los tres tenores aparecieron no con un canto a la alegría , sino con un grito por la vida, nos trajeron un infarto, de esos que llegan disfrazados de dolor muscular, maluqueras estomacales y otros síntomas, bien disfrazado, sin pistas para poder emprender una carrera directa a los brazos de cupido y sofocar ese mal de corazones. Ese regalo nos cayó del cielo, enviado sin remitente pero con destinatario fijo, fue directo al señor de los señores, a ese órgano que late y que bate como el chocolate, y que nada de nada, de repente nos vimos recibiendo semejante regalo, lo recibimos como un paquete de esas ofertas turísticas de “todo incluido”. Porque un infarto viene como un veinte de mayo, viene al duro y sin guante. No te da tregua.

No me centraré en los inconvenientes del todo incluído, de alguna manera todos conocemos este plan, y de alguna manera todos lo hemos comprado, en nuestro caso el paquete ni lo compramos, ni lo solicitamos, llegó con el brazalete muy bien tipificado, “directo al corazón” .
Ni soñar con semejante cosa, eso de los infartos le pasa a otros, a nosotros no, nuestro corazón le habíamos conocido por estar preso de amor. Era parte de nuestra parte, fiel compañero, trabajador incansable de día y de noche, el corazón de mi marido era de esos llamados de “oro “, un buen corazón, cómo nos haría eso y en víspera de Reyes.? Imposible.

Estos monólogos amalgamados como suelo llamarlos, me permiten echar afuera semejante decepción, semejante traición, y no me permito dejar de mencionar que la bronca con los tres barbudos fue circunstancial, temporal, hemos sobrevivido, estamos acá para contarlo y para compartirlo con otros que quieran escuchar la historia que hoy es nuestra pero que no quita que el próximo regalo será para otro fumador.

Sería muy trillado contar lo fuerte que ha sido y es la experiencia, trato entonces de centrarme en lo que más nos cuesta a las personas, me centro en la manera de seguir adelante en lo bueno, en lo positivo de nuestra historia cardíaco familiar , porque encontrar aspectos buenos al sobrevivirlo es otra corazonada, lo nuestro fue un infarto familiar, como lo oyen y leen, un infarto colectivo, nos dio a los tres, a mi marido que lo sufrió en carne propia y a nosotras (mi hija) y yo que lo sufrimos en carne viva.

Como os digo no esperábamos semejante ingratitud de los reyes, según nosotros habíamos sido chicos bien buenitos, pero nada, al pan pan y al vino vino, hace un año que andamos con el corazón en la boca que a pesar de no ser su sitio reconocido es ahora su sitio elegido, el motor de mi marido ha decidido darnos sustos y más sustos, ha decidido colocarse en la línea equinoccial de nuestras latitudes, de hecho lo calibramos y aceitamos, el abc está en manos de profesionales de acá y de allá, es constante, durante este año y medio de sobrevivir a este corazón que anda partío tenemos claro que nosotros tres somos de corazón duro, de ese que a primera vista nos engaña pero que finalmente no quiere dejarnos por nada de la vida.

Y ante semejante bendición que nos quedó por hacer?, pues poner viento en popa y dejar de fumar, porque los tres hemos dejado de fumar, mi marido, mi hija y yo que jamás ni lo aspiré, ni lo disfruté, todo lo contrario, lo he odiado a muerte pero dejé de fumar el humo de segunda mano, así que le ganamos la guerra a este maldito vicio y ahora somos ciudadanos liberadores, ciudadanos pro medio ambiente.
Dimos vuelta al menú y hoy por hoy es imposible alimentarnos mejor, nada de grasa, nada frito, todo al vapor como buenos navegantes, y me he convertido en una chef para corazones.

Así que mis queridos fans con total seguridad les aconsejo que sigan haciendo sus cartillas para inicios de enero, continúen esperando la llegada de los bien vestidos, de los bien aventurados reyes porque sin lugar a dudas, lo que a primera vista puede ser el disfraz del final, lo que aparentemente es el disfraz de la fatalidad, afortunadamente se convierte con los días en la posibilidad de resurgir y como el tiempo que todo lo pone en su sitio nos ha puesto en el comienzo de una nueva vida, el comienzo de un nuevo latir, el reiniciar de una nueva razón con un nuevo corazón. La moraleja de nuestra historia es que nada es definitivo, que superarnos forma parte del mejor regalo que nos da la vida y que nos llega día a día, tanto en julio como en enero, y seguimos cultivando el capullo mas preciado.

Ah!! Y por si acaso, os comento, tenemos un logotipo en nuestro remitente familiar dirigido a los tres grandes, este enero al enviar nuestra cartita llevaba algo novedoso en el sobre, tenía incrustado nuestra sigla que dice así: Familia SCA que quiere decir:
Sobrevivientes Cardíacos Activos jijiji

miércoles, 11 de febrero de 2009

Jardines ambulatorios

Como parte de los saludos al mes del cariño como le llaman en este país, para festejar el día de San Valentín el día del amor y la amistad , para nosotros el día de los enamorados, escuchaba una invitación a conocer un hotel donde según los promotores se daba por garantizado que al visitarlo te cargarías de energía positiva . Y no pude evitar quedar enganchada con tal arrogancia de prometer convertirnos a todos en una central termoeléctrica y aquí estoy con mis benditos monólogos preguntándome cómo se genera o regenera el tejido positivo, las células positivas , oloquesea.com ; será que es un proceso que viene de muy adentro, que lo creamos y que habla a favor de una autogeneración o se necesita ayuda externa, o ambas al unísono , cómo se convierte la desdicha en dicha, cómo teñir las apariencias en modelitos de cualquier color pero de negro NO.

Y os pregunto cómo se hace frente a la presión social, a esta intolerancia al dolor ajeno, cuantos días es permitido padecer los síntomas de una maluquera físicoemocional, cuánto tiempo nos damos a nosotros mismos de interiorizar nuestras experiencias, cuánto tiempo damos y nos damos de no tener una sonrisa como parte de la necesidad de muchas personas de clasificar para la categoría VIP donde priman los standares superficiales ante los verdaderamente sustanciales (digo yo), ese afán de convertirse en una very important person!! cuánto ponemos en riesgo para ser aceptados socialmente.
Es acaso tan simple el tema , se resuelve en una consulta médica, donde nos diagnostiquen con el afectometro en mano los índices corporales de lo (+) y lo (-) o se nos informe de nuestras reservas (p/n) , cómo se traduce este slogan de última moda en una actitud transparente que trascienda una euforia disimulada a una alegría visitada, cómo sobrevivir a la presión simplista que niega la posibilidad de manifestar solidaridad hacia aquellos que conviven con la pena y que son firmes viviendo con ella a cuesta, porque la pena tiene ojos y rostros . Que fórmula es la más apropiada para apoyarnos y apoyar a los otros. Dónde poder adquirir las vigas para sostenernos, apuntalarnos y recargarnos.

A mi me queda claro que sí hay caminos prometedores , que si bien es cierto la duda nos puede acechar, al menos todos nos llevan a Roma, y os comento uno de mis senderos preferidos, uno de mis caminos romanos y es darme oportunidades, es no vivir la vida en emergencia, doy oportunidades al día y más que todo doy credibilidad a la pena, creo que de ella surge lo mejor de nosotros mismos, de ella surge la fuerza como surge de la tierra bien arada la buena cosecha, como surgen de la tierra bien fertilizada las mejores especies de la flora universal.
Soy una jardinera de mi propia parcela, siembro en todas las épocas, desde las más fértiles a las que no lo son tanto, abono y riego, cultivo y espero con ilusión la recolección y me aplico ese refrán que los hombres del campo se dicen a diario: “ a quien madruga Dios lo ayuda”, así que desde el amanecer me ocupo de fertilizar mis tierras y las aledañas . Veo mis cultivos como el campesino ve sus sembrados. Y me atrevo a pensar en ese clásico de la cinematografía americana, esa joya del cine que Peter Sellers. protagonizo y que su vigencia es absoluta en nuestros tiempos, la recuerdan? “Desde el jardín” que muestra como ir de la simplicidad del diálogo a las profundidades del pensamiento humano.

Me permito y permito salir de las tinieblas a la luz, permito que la clorofila llene de color mi horizonte y otros, me permito y permito que la derrota de paso a la victoria o lo contrario, me insto a luchar cueste lo que cueste.
Pero no comparto la simplicidad de muchos al proclamar lo fácil que a primera vista suele parecer eso de cargarse de forma (+) y me pregunto será realmente tan fácil?

Será que la mayoría de las personas funcionamos así de simple, como si fuéramos una batería recargable, será que somos así que por cualquier orificio corporal nos entra la tal llamada “energía +” , será que a algunos les resulta más fácil y a otros no, será que en algunos casos el polo (-) es más fuerte que el (+) o viceversa, y eso que está tan a la moda de ser mas (+) que (-) funciona así, o es algo construído desde la propia necesidad, algo que al repetirlo una y otra vez terminamos creyéndolo. Es un espejismo, es parte de una onda snobista o de un virus pasajero.

En todo caso, yo estaba trabajando en mis jardines ambulatorios mientras oía este discurso dizque psicológico de cargarse positivamente, y pensaba que la mejor forma de andar como pájaro cantor y no como gaviota en flor que es mi traducción de ser optimista más que pesimista es tener anhelos, ilusiones, sueños, es rodearse de vida, y es lo que hago, comparto mis días con mis retoños que son una forma de combatir la carencia de jardines que vivir en un depa plantea, de siempre me han gustado las plantas, inicialmente las sembraba mi madre y yo las disfrutaba a distancia, sin tocar la tierra como se dice, y ahora las siembro y cuido . En lo personal y volviendo al tema de las cargas positiva y negativa, soy predominantemente un protón con predominio de lo (+) así que trato de cargarme de todas las formas habidas y por haber, mis jardines son una de esas fuentes de energía.
Y la pregunta del millón es justamente cómo cargarse, cómo activar protones cuando todo es adverso, cómo luchar contra las corrientes de pesimismo e incertidumbre que en épocas como las que vivimos se imponen a toda costa, cómo levantarse y acostarse rindiendo tributo al milagro de la vida, cómo celebrar la posibilidad que tenemos de vivir y compartir, cómo rendir homenaje a tantas bendiciones que nos llegan en manos de una naturaleza tan abrumadoramente hermosa como la de esta ciudad , y van surgiendo varios recursos que estoy compartiendo en este fluir de ideas , y el resto se lo dejo a ustedes, lo dejo a interpretación en casa, lo dejo como un deber para entregar y es descubrir que es lo más apropiado en cada caso, qué nos hace más proclive a esto o aquello, y como estoy cursando una materia pendiente que se llama “ser positiva” me afano en practicar varios recursos, escuchar que me funcionan para que mi polo (+) quede satisfactoriamente funcionando, convivo con la música, convivo con la lectura y escritura, camino a pesar de los pesares……… y siembro, porque disfrutar del nacimiento de tan variada flora y rodearme de ella me eleva mis indicadores (+) según mi último diagnóstico .

Mis jardines se mueven por todo sitio, les voy colocando de aquí para allá, de allá para acá, y son testigos, son mis cómplices, son seres que nunca me reclaman afecto, son genuinamente generosos, y entre ellos y yo se origina una simbiosis plantaflormujer que hace que broten semillas de alegría aun cuando la tristeza flota, hace que los colores y olores primen y se abran paso entre las malas hierbas de mis estados de ánimo, sin temor a equivocarme me ayudan a convertir este nido en un espacio vibrante y silencioso que es la paradoja de lo bello, es la paradoja de apreciar y valorar lo que está a la vuelta de nuestros ojos y que nos saludan cada día.

Mi esfuerzo por tener una pista de aterrizaje propia no tiene límites, me pongo a prueba constantemente tomando y asumiendo el riesgo de mantenerme activa con un lenguaje floral, regando todos mis amores próximos o lejanos, y me gusta pensar que mis canastas, que mis jardines ambulatorios llevan el sello de la esperanza y la fe y en que toda semilla da paso al brote de la alegría y de la dicha. Y os doy mis jardines como regalo en estos días de febrero donde los recuerdos de amigos y de mi familia hacen que el amor se vista de vegetación y nos rocíe con gotas de la más rica savia que planta alguna ha producido. La savia de la amistad y el amor filial que viene a alimentarnos que de alguna forma nos llega en forma de energía afirmativa. Digo positiva, jijiji, feliz día de San Valentín.

sábado, 7 de febrero de 2009

Solo para mujeres

No me cabe la menor duda que la producción literaria femenina tiene un público mucho más receptor en su propio género. Lo digo por experiencia propia, creo que todas las mujeres de alguna forma hemos sido influenciadas por escritoras en alguna etapa de nuestras vidas, en mi caso desde Gertrudis Gómez de Avellaneda hasta Susana Tamaro me han marcado, me da gusto pensar que llevo algunos genes en mi código genético que me vienen dados por la lectura de semejantes literatas. O quizás tuve la suerte de que de tanto apretar los libros contra mis manos estos han entrado por osmosis a mi torrente sanguíneo y de ahí a mis neuronas, y han estado latentes hasta que me llegó esta manía de hablar sola, hasta que mis monólogos han dominado por excelencia mi forma de expresión. O hasta que mi nido ha quedado vacío en un caso u otro de lo que si estoy segura es que todas las mujeres podemos escribir nuestras experiencias, todas podemos ser fuentes de inspiración, todas si nos lo proponemos podemos narrar historias, en mi caso la certeza me llegó de la mano de una chilena , de Isabel Allende y padeciendo una tremenda gripe, me leía un ejemplar prestado( para variar ) de “La Casa de los Espíritus” y me presentaba a un examen de inglés, con ojos llorosos, nariz mocosa y para completar mi maluquera el cielo se rajaba en llanto. Así que medio mojada y libro en mano me fui a dar mi prueba de ese idioma que aún no puedo hablar. El inglés había desaparecido del currículo escolar como también desapareció Cabrera Infante ni yo hablaba inglés ni sabía quien era este hombre, en aquel entonces se aprendía el ruso y se leía a C. Marx. Así de simple, pero afortunadamente la historia se ha encargado de ir abriendo pequeños espacios y un buen día llegaron los que se habían ido y entonces si se podía aprender el inglés, y ahí yo estaba enfrentando mi reto lingüístico. Había que charlar y hablar fluído.
Y para sorpresa de todos, el examen oral comenzó invitando a que contaran sobre la peli del sábado esa que nadie se perdía la noche sabática porque entre otras cosas no había nada más que hacer. Así que yo estaba fregada la había perdido por semejante gripe, cuando me tocó hablar a mi, estaba totalmente en el limbo , y ante mi ignorancia cinematográfica imperdonable, no hubo otra alternativa que cambiar de película a libro y lo digo porque así lo decidió Benito (mi profesor) como olvidarlo con una sonrisa a prueba del No, me dijo que lees? Cuéntanos, y me vi hablando sobre la Casa de los espíritus, de aquella tal Isabel Allende que aún nadie conocía muy bien pero por el hecho de ser chilena y su apellido se había quitado de encima el espanto de ir a parar a la lista negra, a la lista del enemigo, a la lista de los libros que no podían vivir a la luz del día, de los que había que forrar con papel de bodega. Y el profesor me dio la opción generosa de contar que decía la compañera Allende. Prácticamente dos décadas y medias después recuerdo al perro Barrabás y demás personajes que entre tos y tos, estornudos, ronquera y una jerga al estilo spanglish salían de mi boca. Y desde ese momento hasta los días que corren prefiero leer a escritor@s, leer narraciones escritas con la pasión que sólo una mujer puede trasmitir cuando habla de nacimientos, muertes, bautizos, matrimonios, tragedias, victorias, exilios, viajes, mujeres que ponen su acento a guerras, masacres, que denuncian y publican los atropellos que de siempre ha sufrido y sufre la humanidad. No tengo preferencia por literata alguna disfruto y quedo cautivada, atrapada en las redes de amores y desamores ajenos, en las redes de tristezas y alegrías de otros, siento la nostalgia y el miedo de aquellos que cobran vida bajo la pluma de otras , y me atrevo a pensar que alguna parte de mi historia , de mi vida familiar esta reflejada en negro y blanco ahí frente a mis ojos, porque los sentimientos no saben de idiomas, no saben de distancia, y muchos menos saben de exclusiones ciudadanas, son a mi modesta forma de pensar : “universales” y de ahí el valor de las historias, desde las mas clásicas como “Mujercitas” hasta Puerto Libre más contemporánea.
Eso sí y con total seguridad es innegable aspectos comunes entre lo que he leído y lo que escribo confieso que siempre he leído y siempre he escrito, escribo y leo desde que me conozco. Me conocí leyendo a Ernesto H. en su casa de San Francisco de Paula, allá en la Vigía, porque como dice el dicho “quien tiene un amigo tiene un central” y mi hermana era amiga del cuidador de semejante tesoro, así que leía free desde esa época. Leí todo lo que debía y lo que no me permitían desde “A sangre fría” hasta , ” Con el diablo en el cuerpo”, daba la vida por la editorial Cocuyo que era toda una joya. No tenia ni tengo preferencia de género, de niña para ir a la escuela amanecía con un programa radial que se llamaba “Tía tata cuenta cuentos”, oía todo tipo de cuentos, leía las revistas infantiles que heredé de mis amigos porque se fueron y me quedé en calidad de cuidadora hasta que ellos regresaran. A propósito nunca lo hicieron (pero es para otra vez contar). Y así crecí, así me hice mujer, entre cuentos y relatos, escritos en prosa o rima, me daba lo mismo tenía y tengo hambre de libros, no pudiera seguir dieta alguna, régimen que prohibiera degustar semejantes manjares, confieso que leo el índice de una obra como el que lee el menú que ofrece un buen restaurante.

Mi inocencia quedó a merced de amantes y amados, a merced de traiciones y lealtades, estuve presa literalmente de cualquier ensayo, novela o poesía, así que la juventud me llegó con los poetas Tagore,
Machado , la Gioconda Belli y las canciones de Serrat.
Perdí mi virginidad literaria con una novela cochina, sucia con ilustraciones y todo que le tome a mi hermana mayor, de esas prohibidas de esas “3 x” y que me llevó a padecer unas sudoraciones y arqueadas que casi me delatan delante de todo mi familión.
No tuve sueños, mi juventud fue una generación sin sueños, nuestra realidad no permitía soñar con nada más que concretar el día a día, no lo sabía en aquel entonces, no me preguntéis si éramos felices o no; creo que lo fui de alguna manera. Fui feliz leyendo free. Así comencé a soñar, a pretender ser la protagonista de todas esas historias, porque creo que la mía no me interesaba para nada, nada ocurría en mi vida que tuviera importancia, así que decidí vivir vidas ajenas, disfrutar de aquellas escenas donde todo podía suceder y que leyéndolas de alguna forma yo las hacia mías. Es por eso entre otras cosas que cuando de repente escucho o leo críticas que toman como punto débil la semejanza o posible semejanza entre las historias, de declararlas primas hermanas o algo así, y les apuntan con un dedo a estas y aquellas mujeres que se atreven a contar en voz alta, yo me alzo de hombros, no me importa, no me afecta, no me lo tomo en serio y semejante comentario no me impide seguir siendo fan de la amalgama literaria mujeril que ha tenido su boom como parte de la mal llamada liberación femenina en las últimas décadas. Para mi el mundo es uno solo, a todos nos ocurre en algún momento de nuestras vidas algo significativo y vivimos generalmente en el más absoluto anonimato, por lo tanto el valor al contar, el valor al escribir estriba en contextualizar, en ser capaces en la época que nos toca vivir de regalarles a otros, de darle a aquellos que no tenemos el talento el regalo de la palabra escrita, de sembrar esa posibilidad de volar, de ausentarse de las cárceles, de huir de los límites asfixiantes de las políticas y de la mediocridad, de quedar invisible ante la aplastante realidad del texto, del buen texto, de ese que habla de cualquier tema, sin regodeos o con ellos, para mi es algo así como “to be or not to be” así que con esta valentía que me llega de no se donde he decidido escribir, escribo para mi, y para tod@s, para mi hija, para mis amigas, para mi prima, para mi vecinaonline porque escribir significa documentar, significa testimoniar y significa vivir y estoy luchando para mantenerme viva. Y por voluntad propia estoy arrimada a la lista inagotable de escritoras para que se me cumpla el dicho que dice:
“a quien buen árbol se arrima buena sombra lo cobija”, me declaro a la sombra de la Serrano, de la Esquivel, de la Susana Tamaro, de la Montero entre otras. Y por qué no? a la sombra también de todos los hombres que dignifican mundialmente la profesión de la letra.
No puedo evitar verme reflejada en sus historias, que mi dolor o alegría sea fotografiada en cada párrafo o capítulo de cuanta obra fémina vea por ahí, pero eso no me hace perder la ilusión, todo lo contrario, las semejanzas hablan a favor de la comunión de sentimientos y en la posibilidad de contarlos.
Tenemos un común denominador las mujeres, las declaradas escritoras y reconocidas y aquellas que no llevamos semejante título pero escribimos para otras que sienten las ganas pero que no se creen capaces de llevarlo a cabo , por eso las animo, las invito, invito a las abuelas, a las madres, a las menospausicas y a las que aún la sangre corre por sus venas, invito a mi prima Zonia, que puede contar como se sobrevive al cáncer de mama y a todas las mujeres comunes porque son ellas las que han hecho historia. La historia nos habla desde siempre de la búsqueda de valores, de la búsqueda de mejores días, la realización de nuestras aspiraciones, mi historia cuenta y habla de la libertad y para mi en lo personal no hay mayor expresión del derecho a ser una mujer libre que pensar, hablar y escribir, las circunstancias pueden y de hecho cambian, la sensación de estar atrapada en una realidad no deseada puede ser liberadora si convertimos la apatía, si convertimos la indiferencia ante la lectura y asumimos roles más activos, de leer, de consumir obras a producir obras , a escribir, y en eso ando, ando en la búsqueda del puerto literario que recibirá a mis monólogos dándoles sabor y color como dan los puertos a los visitantes. Reconozco mi osadía, mi atrevimiento de hacer públicos mis pensamientos, mis mas íntimos pensamientos, que en muchas oportunidades ni me atrevo a decírmelos a mi misma y blablabla porque a estas alturas de mi noveno inning, no me mata la vergüenza y menos la vergüenza ajena, he llegado a mi mitad de siglo con todas las bases llenas y yo en el home, bueno tratando de estar en el home que es otra historia pero más adelante hablaré de esto, pero a lo que voy : Ya en mi noveno inning, mis bases llenas, la vida asumiendo su papel de pitcher y yo fingiendo con protector y todo presumir ser el catcher,ah ! las luces iluminando mi escenario beisbolista dizque ( mi realidad) y todos los jugadores presentes, my team diciendo: hello, así escribo hoy viernes de tarde, viernes de noche, mis monólogos no conocen el descanso, no vacacionan, están firmes, y yo me aprovecho entonces de lo que dice la gente por ahí, eso que con los años uno pierde la vergüenza y sigo escribiendo, vuelvo a escribir, y escriboescribiendo y me ayuda y de que manera, estar en el mes de febrero, a inicios de un año, porque lo estoy tomando muy en serio, y me amparo en eso que dicen “año nuevo, vida nueva” perdón he decidido cambiarlo un poquitín y decir “año nuevo, vida añeja” porque no pretendo ni puedo cambiar lo vivido pero si puedo darle a mis días un nuevo ritmo, un daybyday, y escribir toda la tontería que pienso.
Justo pensaba en todas las trasformaciones que para bien o para mal sufrimos a lo largo de nuestras vidas, los cambios obvios, los que hablan a favor del desarrollo personal, esos que te tocan por ley de las especies, vienen en orden prácticamente cronológico, primero las que te tocan, las de cajón como dicen en Quito, las que nadie te quita de encima, las que vienen con la ley de la evolución, y que fundamentan el desarrollo psíquico físico. Esas que te convierten de bebé en mujer.
Y están los otros cambios, los que en muchos casos no deseamos, los que en la mayoría de los casos suceden circunstancialmente y que escapan a nuestro control, las que caen del cielo, las que te buscas tú (como en mi caso), las que llegan de gratis, las que llegan envueltas en papel sorpresa.
Y que te convierten en una persona que no deseas, te convierten en una extraña para ti misma, que te producen esa inquietud de pensar en qué parte del camino de tu vida quedaste parada, esperando el bus que me llevaría al futuro, pero lo cierto es que se siente un retroceso, una pérdida, un stop, como si estuvieras anclada, varada, estacionada. En mi caso un buen día por razones ajenas a mi voluntad dejé de practicar mi profesión y dediqué todas mis energías al trabajo doméstico y a educar a mi hija. Este cambio trajo obviamente uno mucho peor, así lo pensaba yo, el tránsito de mujer independiente económicamente a mujer dependiente de su marido. Caí en crisis total, pero afortunadamente no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, mi cuerpo lo resistió y el mal duró hasta el sol de hoy. (Aún no cumplo cien años)
Sigo siendo dependiente y sigo trabajando en casa. Nunca he amado ni amaré el trabajo doméstico, simplemente lo hago. No fui educada ni familiar ni socialmente para desempeñar tales roles, todo lo contrario, las mujeres de mi generación mientras más alejadas del rol de señora estuvieran, mas valoradas eran. Y yo no fui la excepción.
Pero ya os digo a estas alturas no quiero ir a extrainning. Estoy dispuesta a pelear para ganar. Así que me sorprendo una vez más analizando en que nos convertimos muchas mujeres a pesar de los pesares, y me aterra porque no estoy dispuesta a convertirme en madre de mi marido. (Continuará) …………………..

miércoles, 4 de febrero de 2009

Sin nido y sin ave

Al igual que cualquier otra especie hemos construído nuestro nido, las
primeras ramas, hojas y pajas fueron colocadas una sobre otra con mucho mimo ,sin experiencia como todos pero lo hicimos lo mejor posible y para cuando recibimos a nuestra hija estábamos listos, conocía a mi hija antes de conocerla, fue una criatura soñada y deseada. Yo venía de un nido con mucho calor y mis hermanos y yo habíamos sido ampollados con luz natural nada de artificial. Mi madre nos arropo a toda hora hasta el último de sus días. Y en mi tierra los niños son los niños, y hasta que seas viejecilla pueden obviar tu nombre y seguir llamándote “niña”. Con todo esto en mi corazón he educado y querido a mi hija, durante sus veinte primaveras.

Crecimos juntas ella y yo, dándonos la oportunidad de ser hija y ser madre, porque bien saben ustedes que nadie nace siendo madre ni hija , en mi caso me hice madre al andar………….

Y así nos hemos hecho mi hija y yo, hemos andado, tomadas de la mano, en ocasiones ha sido una pisada lenta, tranquila como bailando un vals, otras el camino ha sido a punta de saltos, de pisotones, como bailando un rap , otra ha sido como subir una cuesta, porque la cuesta, cuesta y ha sido como bailar un zapateo . Y ahora es como un bolero, o un tango vamos apretadas, unidas y enamoradas.

Me gusta pensar que hemos practicado todo tipo de estilos bailables, que hemos sentido todas las pasiones que desatan estos ritmos, que a veces te dejan sin aliento de semejante esfuerzo y otros te dejan con aliento listas para los próximos ensayos. Después de semejante popurrí rítmico, nos tocó en nombre de la educación bailar un nuevo pasillo, uno que a pesar que te lo cuentan y lo practicas frente al espejo como en tus años mozos, para nada vale, porque dejar a tu hija en la universidad es algo que hay que bailarlo.

Y a mi me tocó una danza de esas del vientre, donde no hay parte del cuerpo que no se mueve, ningún músculo queda en reposo, donde el movimiento va de pies a cabeza y de cabeza a pies, donde el tembleque es como un sismo, de esos que rompe los estándares de la escala materno infantil, bailé todos los ritmos juntos, de una sola como en uno de esos concursos que ves solo por la tele y que dices : Jesús….., porque mi experiencia vino por partida doble, me quedé en agosto sin ave y en octubre sin nido. Y nuevamente me vi delante de mis cajas, cajitas y cajones emprendiendo el viaje en busca de otro hogar.

Y ahora sí sabía que tenía que buscar un árbol especial de preferencia un roble, de esos cuyos troncos son anchos, fuertes, cuyas ramas fueran frondosas, cuyo verde abrumara porque esta vez mi nido no iba a cobijar a especie alguna, mi nido solo recibiría visitas en épocas de migraciones digo perdón en épocas de vacaciones. Confieso que semejante búsqueda me aniquiló porque las paredes quedaron bien fuertes, el techo bien puesto, los cimientos de a poco han ido nivelándose pero la luz, el calor, la alegría y la vida de este hogar ya no es la misma. Imposible no me engaño, lo asumo y lo vivo, he aprendido a ser una madre a distancia, y en esta nueva época vale decir como un rayo de esperanza y fe que todo llega en la vida. Ahora pienso que de alguna manera soy “hij@ de mi hij@.com” he entrado al mundo de las @.com de su mano, lo que facilita la comunicación, los chicos tienen eso nos sorprenden y son las sorpresas de la vida que por mucho que otros la experimenten con anticipación cuando nos toca ser los protagonistas en la historia la sensación de ser los primeros en vivenciarla es por lo que vale la pena correr todo tipo de riesgo. Hoy por hoy cuando mi hija ya ha volado, cuando me demuestra que sus alas fueron inicialmente tiernas, frágiles y que de a poco se han ido transformando en trampolines, se han transformado en puentes buscando sus propios horizontes y el dolor de su ausencia viene acompañado de la admiración y el orgullo que siento al verla lejos del nido pero construyendo el propio que acogerá a una joven mujer decidida, a una luchadora que sigue de alguna manera de mi mano y yo de la de ella, pero que esta unión permitirá que en algún momento sus dos brazos se extiendan buscando pajas, buscando ramas y que con todo su ser como una buena constructora hará su obra maestra , hará su espacio emocional que no importa donde viva , bajo que cielo amanezca o que luna cierre sus ojos, que lo que vale es sufrir la valiosa metamorfosis que nos lleva de pichón de paloma a gaviota, a cóndor, que nos lleva a volar, que nos lleva a buscar las mayores alturas en nuestras vidas.

lunes, 2 de febrero de 2009

Hello Ms. Menopausia

La Menopausia es una de esas visitas que por muchas escobas que pongas detrás de tu puerta llega y llega. Se instala sin previo aviso, sin ser invitada, generalmente nunca llega sola viene acompañada de varias amigas íntimas, tan jodonas como ella.

A mi me visitó una tarde de diciembre hace par de años, llegó con su socia la presión alta.
Y ambas hicieron par de goles. Mi portería no tenía lista su defensa, así que la reunión entre todos mis jugadores fue de urgencia y sin plan previo. Ver los sucesos en términos deportivos ayuda a no tomarse la vida demasiado seria cuando aún están por llegar acontecimientos que lo serán aún más. Así que la emergencia de mi cita deportiva fue a ritmo de un silbato del entrenador (yo) revisando mis estrategias rápidamente y de la parte contraria dispuesta a dejarnos como el gallo de Morón sin plumas y cacareando.

Afortunadamente soy un hueso duro de roer, y partí volando a un encuentro con el segundo hombre que tenemos algunas mujeres, conocedor de nuestra intimidad como ningún otro, eso sí desde otro punto de vista felizmente, ya nos conocíamos pero la rutina anual esas que por responsabilidad es inevitable, pero ahora era otra historia, así que este tu a tu con Mr. Ginecólogo (alias Jack) dispuesto a intervenir en nuestra cancha en condición de Jack el destripador navaja en mano intentando quitar mis queridos órganos femeninos fue cero a cero, un absolutamente No de mi parte, y él dizque dando todo tipo de argumentos que una madre cuarentona categoría en la que yo ya competía no hacía nada con sus añejosovariostrompasblablabla. Así de simple y de repente se declaraban caducados semejantes partes de mi femineidad. No le pare bola y decidí seguir con todo mi equipo hasta que por decisión propia no me quedara otra y ha sido una buena estrategia, aquí estoy tal y como vine al mundo. A este mundo que a toda costa tiene la manía de declarar lo envejecido como inservible y no necesariamente es así, quizás son primos hermanos pero los días de vencimiento para mí aún no habían llegado.

Creo que ambas( la Meno y yo) nos hemos tomado hasta cariño y he llegado invicta a mi mitad de siglo con todas mis piezas de fábrica, como originalmente la madre naturaleza me premio, y soy de esas mujeres que he conjugado el verbo querer en primera persona todo el tiempo, me he querido, me quiero y me querré lo suficiente como para caerme y levantarme cuantas veces me lance en la búsqueda de esa jugada, de la jugada perfecta. De la que nos deja sin aliento, la que recibe el reconocimiento de todo el público y de las que el grito de GOOOL!! nos da fuerzas para seguir en este escenario que es la vida. La fortuna de tener los pechos hoy por hoy y el resto de mis pertenencias a estas alturas del partido es testigo de mi victoria contra Mr. Jack que estuvo con cronómetro en mano pronosticando esto y aquello, empeñado en convertirme en una estadística.
No me malinterpreten, no soy tonta , los ojos no se pueden cerrar a la realidad, sé que todas somos una estadística en los tiempos que corren, somos tratadas como eso, por aquí y por allá , pero ojo, tenemos opciones aún, la crisis no es de ideas, para suerte de algunas las ideas también pelean y duro, así que darle tiempo al tiempo puede convertirse en algo positivo en muchos casos, en el mío lo fue, el tiempo es capaz de curarlo todo y mis maluqueras pasaron no hubo que aplicar la drástica táctica “abajo de un solo tajo” . Para ese entonces yo estaba animada, activa y dispuesta a pelear a no dejarme vencer!!. Así que colgué en el umbral de mi puerta un cartel que decía: Bienvenida Ms. Menopausia y la recibí con los honores de una visita que sabia llegaba para quedarse, como una ilustre huésped haciéndole saber que no era una inquilina mal querida que eso si vivir fregándome la vida no era buena idea, que lo mejor era respetarnos, que ella hiciera sus estragos justo lo necesario ni mas ni menos y que yo le daria lo suyo, una batalla a prueba de un buen partido.

Así que la Meno y yo comenzamos a ser buenas amigas, a tolerarnos, a tener planes, proyectos, todo lo hacíamos juntitas como un buen binomiocuadradoperfecto , y entre caminatas y ejercicios logre que este cuerpo mantuviera la dignidad del caso, la fórmula tinoxcalciofibrahierro me acompaña hasta hoy día , y con las banderas emocionales izadas y entre tormenta y tormenta he logrado salir con las botas puestas.

Y a grandes males grandes soluciones, no he bajado la guardia, trato de andar con mis coordenadas hacia mi horizonte soy acuario soy oveja soy una mujer común, de esas que nunca las madres, ni hermanas ni escuela alguna preparo para tener amigas como la menstruación. Llegaron y llegaron en orden, como debe ser, una primero dándome esa singularidad entre mis amigas que hace que te sientas importante en ese momento de tu juventud, la otra llegando justo para que mi medio siglo se coronara y pudiera tener hasta mi fiesta nacional.

Fui de esas chicas que descubrieron el mundo de las “Me” de forma independiente y entre renglones en las clases de biología de aquellos años. Pero en todo caso acá estoy, ganando y negándome a quedarme sin compartir con otras mujeres mi experiencia, negándome a no compartir con mi hija esta vivencia, porque en la unión esta la fuerza y las mejores victorias son aquellas donde los trofeos son las palabras de aliento que van
de soldado en soldado. Mi batalla está por terminar , bueno eso espero, no hay ganador ni vencido, todo lo contrario sigo siendo una mujer que los años me han dado la alegría para vivirlos y las fuerzas para compartirlos. Soy una mujer que trata de aligerar su equipaje jornada tras jornada, y escribir mis vivencias esta siendo una terapia de las mejores. Estoy más ligera, más veloz, estoy lista para seguir sumando y restando, sigo con mi cartel de BIENVENIDA, ESTA ES TU CASA a cuanta visita toque a mi puerta…………..