miércoles, 4 de febrero de 2009

Sin nido y sin ave

Al igual que cualquier otra especie hemos construído nuestro nido, las
primeras ramas, hojas y pajas fueron colocadas una sobre otra con mucho mimo ,sin experiencia como todos pero lo hicimos lo mejor posible y para cuando recibimos a nuestra hija estábamos listos, conocía a mi hija antes de conocerla, fue una criatura soñada y deseada. Yo venía de un nido con mucho calor y mis hermanos y yo habíamos sido ampollados con luz natural nada de artificial. Mi madre nos arropo a toda hora hasta el último de sus días. Y en mi tierra los niños son los niños, y hasta que seas viejecilla pueden obviar tu nombre y seguir llamándote “niña”. Con todo esto en mi corazón he educado y querido a mi hija, durante sus veinte primaveras.

Crecimos juntas ella y yo, dándonos la oportunidad de ser hija y ser madre, porque bien saben ustedes que nadie nace siendo madre ni hija , en mi caso me hice madre al andar………….

Y así nos hemos hecho mi hija y yo, hemos andado, tomadas de la mano, en ocasiones ha sido una pisada lenta, tranquila como bailando un vals, otras el camino ha sido a punta de saltos, de pisotones, como bailando un rap , otra ha sido como subir una cuesta, porque la cuesta, cuesta y ha sido como bailar un zapateo . Y ahora es como un bolero, o un tango vamos apretadas, unidas y enamoradas.

Me gusta pensar que hemos practicado todo tipo de estilos bailables, que hemos sentido todas las pasiones que desatan estos ritmos, que a veces te dejan sin aliento de semejante esfuerzo y otros te dejan con aliento listas para los próximos ensayos. Después de semejante popurrí rítmico, nos tocó en nombre de la educación bailar un nuevo pasillo, uno que a pesar que te lo cuentan y lo practicas frente al espejo como en tus años mozos, para nada vale, porque dejar a tu hija en la universidad es algo que hay que bailarlo.

Y a mi me tocó una danza de esas del vientre, donde no hay parte del cuerpo que no se mueve, ningún músculo queda en reposo, donde el movimiento va de pies a cabeza y de cabeza a pies, donde el tembleque es como un sismo, de esos que rompe los estándares de la escala materno infantil, bailé todos los ritmos juntos, de una sola como en uno de esos concursos que ves solo por la tele y que dices : Jesús….., porque mi experiencia vino por partida doble, me quedé en agosto sin ave y en octubre sin nido. Y nuevamente me vi delante de mis cajas, cajitas y cajones emprendiendo el viaje en busca de otro hogar.

Y ahora sí sabía que tenía que buscar un árbol especial de preferencia un roble, de esos cuyos troncos son anchos, fuertes, cuyas ramas fueran frondosas, cuyo verde abrumara porque esta vez mi nido no iba a cobijar a especie alguna, mi nido solo recibiría visitas en épocas de migraciones digo perdón en épocas de vacaciones. Confieso que semejante búsqueda me aniquiló porque las paredes quedaron bien fuertes, el techo bien puesto, los cimientos de a poco han ido nivelándose pero la luz, el calor, la alegría y la vida de este hogar ya no es la misma. Imposible no me engaño, lo asumo y lo vivo, he aprendido a ser una madre a distancia, y en esta nueva época vale decir como un rayo de esperanza y fe que todo llega en la vida. Ahora pienso que de alguna manera soy “hij@ de mi hij@.com” he entrado al mundo de las @.com de su mano, lo que facilita la comunicación, los chicos tienen eso nos sorprenden y son las sorpresas de la vida que por mucho que otros la experimenten con anticipación cuando nos toca ser los protagonistas en la historia la sensación de ser los primeros en vivenciarla es por lo que vale la pena correr todo tipo de riesgo. Hoy por hoy cuando mi hija ya ha volado, cuando me demuestra que sus alas fueron inicialmente tiernas, frágiles y que de a poco se han ido transformando en trampolines, se han transformado en puentes buscando sus propios horizontes y el dolor de su ausencia viene acompañado de la admiración y el orgullo que siento al verla lejos del nido pero construyendo el propio que acogerá a una joven mujer decidida, a una luchadora que sigue de alguna manera de mi mano y yo de la de ella, pero que esta unión permitirá que en algún momento sus dos brazos se extiendan buscando pajas, buscando ramas y que con todo su ser como una buena constructora hará su obra maestra , hará su espacio emocional que no importa donde viva , bajo que cielo amanezca o que luna cierre sus ojos, que lo que vale es sufrir la valiosa metamorfosis que nos lleva de pichón de paloma a gaviota, a cóndor, que nos lleva a volar, que nos lleva a buscar las mayores alturas en nuestras vidas.

5 comentarios:

  1. Hace unos dias una amiga me dio esta direccion, y me he enganchado, disfruto de lo que estoy leyendo, te animo a que sigas
    Un Beso

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  2. prueba de comentario. gery

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  3. Escribes muy lindo querida amiga

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  4. Tu hija estará contenta con una madre como tu...

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Puedes leerlo, hacerlo tuyo, interiorizarlo y espero tus comentarios.