martes, 17 de marzo de 2009

Fenotipos encapsulados, opss

Recuerdo a mi madre cantando canciones de Gardel y de Barbarito Diez, bueno recuerdo sus chiflidos, tarareando, mi madre no tenía motivos para ser feliz, enterró en vida a tres hijos y eso es un récord absoluto a la mayor infelicidad. Pero siempre mantuvo la melodía como aliada. Es mi gran herencia emocional.

Durante mi infancia y hasta hace muy poco la música se escucha a un volumen compartido, se hacía presente de mil maneras y se disfrutaba en un paladar masivo, se presentaba quisieras o no, en casas, salones y calles. La melodía andaba de mano en mano, de orquesta en orquesta, se mezclaba con el aire y formaba parte de sus moléculas, era un patrimonio compartido a voz populi y como todo con el pasar de los siglos ha cambiado y las partituras se audio expandieron. La expresión de los fenómenos humanos han ido tomando como la arcilla diferentes formas en la medida que las realidades han sido su torno, su horno, en la medida que las realidades han fundido los colores, los sabores y las notas.
Todas las generaciones han sido acusadas y/o glorificadas por arquetipos, han tenido un sello muy particular que las ha caracterizado y que hablan a favor de tendencias que van desde la moda hasta las fachas, estas épocas del desarrollo humano han tenido y tienen rasgos que hablan de la presencia de modelos a imitar, de modelos reconocidos y asumidos, hablan de cambios generacionales, hablan de las contradicciones entre adultos y jóvenes, hablan de un enfrentamiento abierto o encubierto hacia las “modas” que aparecen constantemente unas que llegan para quedarse, para marcar pautas y otras que van a parar al saco del olvido. Y la historia se repite, los adultos creyéndonos los dueños absolutos de la verdad y tildando a los jóvenes dizque descubriendo por dónde le entra el agua al coco.

Y lo que es un hecho innegable es que desde que el mundo es mundo los patrones sociales han sido los embajadores por excelencia de conductas más ampliadas, más compartidas, más grupales, socialmente valoradas y condicionadas. Con el himno a la tecnología comunicacional a todo volumen pues todo cambió para bien (digo yo) pero siempre hay un pero, y este pero hace su punto y aparte en el uso y abuso del término privacidad.

Esta palabrita que cobija bajo su manta a todo tipo de desplantes y que es sinónimo en muchos casos de una señal muy parecida a luz roja que nos hace detenernos y asegurarnos si nuestro paso no será el inicio de un tremendo golpetazo. En todo caso, la música y las palabras ya prácticamente no forman parte de la nomenclatura atmosférica, quizás los científicos deban revisar si los cambios climatológicos tan severos se deben a la ausencia de estos dos grandes elementos que ya no silban en nuestros vientos, sino que cohabitan silenciosamente en las membranas auditivas juveniles amén al derecho a la intimidad.

Creo yo que tanto los sociólogos como todos los “ogos” la tienen más que difícil al tratar de explicar si se da el caso el cambio que todos estos adelantos han producido en los homo sapiens más desarrollados.

Creo que lo más difícil en relación a este tema, al menos para mi, es
alejarnos de nuestras posiciones por así decirlo y entender y disfrutar más que nada a los más jóvenes, es un reto que debemos enfrentar y que de alguna forma nos aproxima a nuestros hijos aún más.

Y a lo que voy, por así decirlo y no perderme en el pujar de mis pensamientos, me gustaría compartir con los que me leen la última experiencia maternal que he tenido en los últimos días, fui invitada por mi hija a compartir con ella durante una semana, ella me invitó a vivir con ella, a estar a su lado y acepté de mil amores, visité a mi hija en calidad de roommate. Mi hija estudia en la universidad y vive en el campus universitario, comparte con otras tres chicas un departamento.

Ha sido mi cuarta visita a la universidad, todas con motivos puntuales y en tiempos breves, eso sí todas marcadas por la necesidad de apoyarla y de sentir nuevamente su presencia directa en mi vida.

Las anteriores visitas se produjeron de forma muy diferente, la primera para instalarla, dejarla al comienzo de su primer año, estuve una semana. La segunda visita fue fugaz con las horas para saludarle, apretarla y ver un poco como iba, ya saben ” el ojo del amo engorda el caballo”, la tercera fue para celebrar sus veinte años, compartir con ella y apagar la velita y esta cuarta visita ha sido totalmente una aventura para mi, bueno para las dos doy por hecho.

En las tres primeras viví fuera del campus, en habitaciones de hotel, esta última mi hija me invitó a visitarla, compartir con ella su habitación, su sitio, su casita como me gusta llamarle y celebrar dos acontecimientos importantes, mis cincuenta y cuatro años y verle bailar en su grupo de danza. Y por primera vez me convertí en huésped de mi chica.

Así que partí rauda y veloz, con la idea fija de no convertirme en persona no grata. Debo decir que fui declarada visitante ilustre y hasta con las llaves entregadas y todo.

Sabemos que una de las reglas de oro de cualquier invitado es respetar el espacio ajeno, por así decirlo, ya sabemos ese dicho que dice que el visitante a los tres días huele a pescado dañado y esa no es una esencia de mi preferencia . Así que con mi Clinique perfumándome arribé al puerto de mi veinteañera.

Y tuve la oportunidad de vivir desde adentro, vivir desde las mareas universitarias la camaradería, la amistad, el cariño que en ciertos grupos de chicos propicia esta manera de convivencia. Y trataré de describir un poco esto que vivencié al verles caminar, al verles correr de clase a clase, al verles entrar a la lavandería canasta en mano para lavar ropa, al verles entrar por sus alimentos a las cafeterías y verles vivir el día a día, verles en su rutina personal escolar. Jóvenes de todas partes del mundo, de todas las latitudes, diferentes culturas, representantes de grupos étnicos, con sus andares desafiantes, rasgos amables y otros no tanto, pero teniendo un conjunto de cualidades y habilidades comunes que les permiten convivir y compartir, que les permiten ya no soñar con su futuro, sino todo lo contrario: construirlo.

Están literalmente “armados” hasta los dientes, son hijos e hijas de la tecnología, esclavos por así decirlo de los últimos modelos que haciendo un esfuerzo como el que he hecho me permite saber a duras penas cómo utilizarlos, están equipados con todo tipo de objetos que con total seguridad les garantizan ser estrellas de la comunicación como lo son hoy en día, pero de una comunicación bien diferente a la tradicional, ya saben a que me refiero obviamente.

Pensaba mientras les observaba y me mataba de la risa en los objetos que les identifican, esos que llevan a todas partes y sin los cuales es impensable pensar en chicos de este siglo, en primer lugar la compu, si me pidieran una definición de esta máquina en términos humorísticos y en pocas palabras , yo diría: instrumento localizado en el caso de las chicas generalmente entre las piernas dobladas, justo metido entre los muslos formando parte de la anatomía externa , en el caso de los chicos en las piernas extendidas, órgano esencialmente vital cuyos latidos permiten la comunicación gráfica y escrita entre masas de seres hambrientos del blablabla. En los aeropuertos se pueden localizar alrededor de las columnas alimentando a sus babyapple de los toma corrientes, jijiji.

Y acá les va la lista, la lista de los hits, de los que hay que tener porque hay que tenerlos, como buenos troyanos llevan todo al campo de batalla, computadora, celular no cualquiera sino su versión más top el famoso blackberry el cual presupone un reto para los antropólogos al tener que replantearse la función más activa que el dedo pulgar ha tomado con el uso de este diminuto aparato , este dedito nuestro nunca ha sido digámoslo así el más activo de todos, pero hoy en día es otra cosa. Este dedo tendrá que ser motivo de un estudio profundo en su desempeño, su agilidad es impresionante no hay ni habrá instrumento que pueda medir sus movimientos sincronizados al pasar mensajes en semejante sofisticado invento de última generación cuya apariencia combina con cuanto color y moda existente.

Sigue en nuestra lista de los más buscados el ipod, pequeño sujeto prácticamente invisible que lleva dos tentáculos como enemigos mortales que penetran las cavidades auditivas, éstas que originalmente fueron diseñadas por la madre naturaleza para que los sonidos entraran sin ser violadas sus paredes y que ahora corren el riesgo de que al igual que otras especies queden en extinción.

Y en el puesto top de los tops todas las tarjetas inimaginables, tarjetas para esto y lo otro que les permiten desde abrir las puertas que les llevan a todos los ambientes, a lavar la ropa, a almorzar, a abastecerse de dinero, que aunque como dice una amiga no hace la felicidad, pero que sí calma los nervios. Que clarividencia la de Chaplin en Tiempos Modernos.

Con estas armaduras puestas van por los caminos de la vida actual con una seguridad que sus pisadas hacen mirar a la vuelta, soy una admiradora de la juventud actual, y me da una envidia total, de la sana, estos dignos ejemplares de los tiempos que corren que han sido capaces de revolucionar el mundo, que han sido capaces de tender puentes sobre mares innavegables, que han permitido que los reencuentros se materialicen, que encontrar a una persona hoy en día sea cuestión nada más que de navegar por facebook.

Confieso que tengo una fijación y es como una de esas enfermedades endémicas en mi caso, y es con todo lo relacionado al mar, y para suerte mía navego día y noche, amo esta palabra que cobra una vigencia absoluta en este siglo y que nos garantiza que sin saber nadar podamos entre brazada y brazada llegar a las costas amadas.

Y yo en este campus de batalla computarizada pensaba, y pensaba, ya saben mis benditos monólogos en pleno apogeo que estos jóvenes en su andar iban a poner el sello y la letra a toda una generación de hombres y mujeres, que este siglo entraría a la historia como los grandes guerreros del tactactac o del blablabla, exponentes de un fenotipo electrónico y de una vida encapsulada.

Que sus armaduras de caballeros serán recordadas no por sus hazañas terrenales, sino por sus proezas marinas, por haberse sumergido en las profundidades del océano más profundo y más extenso nunca antes navegado, por haber descubierto la ola del puntocom.

Que nos han arrojado nos guste o no, podamos o no, querramos o no, al reto de los retos a subirnos no al tren sino a la tabla, asomarnos a la ventana más universal de todas las conocidas, la ventana.com
Pd: desde mi blog.com saludos kon kariño TQM opsss

1 comentario:

  1. Bueno, te tengo que decir que esta fue mi historia favorita... y bueno claro que ganas puntos por incluirme en ella y hablar tan bien de mi :P pero tambien te dire que como joven de esta generacion adicta a la tecnologia, yo no estoy muy orgullosa de esto y mas bien, me gustaria que todo fuera como en epocas "primitivas", antes de que todos estos aparatos existieran. En aquellos tiempos cuando tenias que ver a una persona cara a cara para poder comunicarte con ella...y aunq suene tonto, la idea de recibir una carta en el correo, escrita en pluma, me suena mucho mas romantico que un mensaje de texto!

    Te felicito mami por tu inmenso talento y honestidad, y gracias por escribir historias que siempre me hacen sonreir y extranarte tanto.

    Besos desde Tampa!

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